Quizá sea por las luces, por el ambiente de felicidad fingida (en algunos), pero creo que sobre todo porque finalizamos un año, había decidido escribir unas letras. Hacer un recuento de lo que había pasado.
El año anterior también lo había hecho. Porque al fin y al cabo no costaba nada agradecer lo que habían hecho por mí ante los problemas que nos aparecían a diario.
Este año lo repetí, estuve dándole vueltas y pensando qué poner y cómo enfocarlo. Estaba algo distraída en inspiración, pero finalmente, conseguí sacar algo medianamente de provecho.
Escribí a varios compañeros (pocos pero buenos) mi agradecimiento a tantas horas juntos y esfuerzos compartidos. Era mi deber.
Entonces decidí escribirle también a él, rebusqué su correo y envié mi carta navideña. De momento, no ha habido respuesta.
Y esperando la cuenta atrás para el nuevo año.
FELIZ AÑO NUEVO.